8 ago 2015

Horizontes y retos para un modelo de escuela coeducativa


¿Qué es la coeducación?

La concepción tradicional de la coeducación parte de la concepción binaria sexo-género que reproduce los modelos patriarcales de la sociedad. De esta manera se reduce el hecho coeducativo al aprendizaje de ser hombres y mujeres en condiciones igualitarias, omitiendo de manera inconsciente otras concepciones no binarias que el sistema patriarcal nos impone desde la socialización: estas son por ejemplo la diferentes orientaciones sexuales que salen de la heteromononormatividad, las identidades de género no cisexistas, las distintas expresiones estéticas o amatorias, etc. 

Desde este punto de vista, uno de los mayores retos de la escuela coeducativa es la asunción de que la coeducación tradicional y la educación afectivo-sexual tienen que ir de la mano en el aula y no se pueden separar como si fueran dos áreas diferenciadas, pues al fin y al cabo la causa de las desigualdades es la misma: el sistema patriarcal.

Para mí, como activista feminista y coeducadora, coeducar es una práctica política que permite la construcción de una sociedad diferente, abriendo la posibilidad a que las personas puedan elegir con total libertad y autonomía entre las múltiples opciones que les ofrece una vida plena, sin opresiones. 

¿Por qué es necesaria la educación en diversidad afectivo-sexual?

Cuestionar los estereotipos desde el aula no solo significa definir las diferentes opciones y posibilidades como algo natural, sino aprender a respetarlas desde la práctica coeducativa. Como personas comprometidas con la igualdad de derechos, nos hemos acostumbrado a no forzar los roles de género en el aula y también, en algunos casos, hemos sido conscientes de la necesidad de eliminar el heterosexismo. La práctica coeducativa está avanzando: ya no solo tratamos de desmontar la masculinidad hegemónica y la necesidad de revalorizar los asuntos tradicionalmente entendidos como femeninos, sino que también valoramos que existen diferentes tipos de familias y diferentes formas de vivir la sexualidad y los afectos, aún así siguen siendo temas que se tratan dependiendo del grado de implicación que tenga el personal docente; pero la necesidad de educar en la diversidad afectivo-sexual es más que evidente, dado el alto grado de bullying LGTBfóbico existente en nuestro país. 

“Según una investigación llevada a cabo por voluntarios del colectivo madrileño COGAM durante el curso 2012/2013 en 37 centros educativos de Madrid, solo un 24% de los encuestados cree que lo contaría en su clase si fuera lesbiana, gay o bisexual, un 32% no lo haría y un 44% no lo sabe. Y es que casi 1 de cada 4 (el 21,5%) cree que sufriría rechazo si saliera del armario y solo el 15,5% considera que recibiría el apoyo del resto de la clase; el 63% no sabe qué esperar.”

Ninguna persona está libre de prejuicios y/o estereotipos, tampoco aquellas que se dedican a la enseñanza. Muchos y muchas futuras docentes no tienen formación específica en coeducación, ni siquiera podrían explicar la diferencia entre sexo y género, y serán ellas y ellos quienes tengan que resolver los problemas que surjan en el aula, problemas que en muchos casos ni siquiera van a ser capaces de reconocer como casos de homofobia, lesbofobia, transfobia, etc. El mayor problema en este caso quizá es que muchas de esas personas ni siquiera están interesadas en formarse, desde la experiencia que tengo en charlas por institutos sobre igualdad y diversidad afectivo-sexual, más o menos la mitad de las y los docentes optan por no quedarse durante la sesión. Es curioso como en una sola hora de clase una persona formada y observadora es capaz de reconocer muchos de los casos de violencia de género, bullying LGTBfóbico y otros tipos de heterosexismo existentes en el aula, mucho antes de que la persona encargada de esa clase los haya sabido catalogar.

Y aún en aquellos casos en los que la persona docente está comprometida tiende a tratar al alumnado desde la presunción de cisexualidad, heterosexualidad y alosexualidad. Pretender que toda persona es heterosexual hasta que se demuestre lo contrario y/o que siente algún tipo de atracción sexual hacia otras personas es uno de los errores más frecuentes que se suelen cometer en el aula. En el caso de la transexualidad, sobre todo en educación infantil, la práctica nos dice que es más que evidente la necesidad de formar a docentes capaces de escuchar y gestionar de una manera sana este tipo de casos en las aulas.

La necesidad de trabajar la coeducación en diversidad afectivo sexual es un imperativo social en un sistema patriarcal que acosa a las personas LGTBI e imposibilita que estas vivan su sexualidad y afectividades de una forma plena y satisfactoria. Es imprescindible que se trabaje en el aula (así como en otros campos de la sociedad) desde los primeros años, para evitar que se crezca con una mentalidad heteronormativa donde los mandatos de identidad, orientación sexual, afectos y estética sean cerrados y polarizados, provocando que se instale la LGTBfobia y se mantenga de generación en generación. Trabajar la coeducación en diversidad afectivo sexual es, pues, imprescindible para romper el círculo heteropatriarcal de violencia física, psicológica y simbólica hacia todas aquellas expresiones afectivo-sexuales que se salgan de la norma.

¿Cómo trabajar la coeducación en diversidad afectivo-sexual desde el aula?

Desde mi experiencia como formadora y también como coeducadora, me he dado cuenta de que antes de entrar en el aula tenemos que deshacernos nosotras y nosotros mismos de todos esos prejuicios de los que antes hablábamos. Tenemos que aprender a soltar el lastre que tenemos como personas socializadas en el sistema patriarcal.

Creo que es el momento de empezar a asumir los retos de la coeducación desde dentro del mismo proceso metaeducativo, desde los centros de formación para el profesorado de todas las etapas (Formación profesional, universidad, educación para toda la vida, etc). La docencia que aprendemos está cargada por el sistema patriarcal, aprendemos a educar a través de él y es necesario que rompamos con esas cadenas. La norma patriarcal educativa es: cisexista, alosexista, heterosexista, monosexista, monógama, falocéntrica, coitocéntrica y reproductivista; la coeducación debe subvertir todas esas estructuras que nos encorsetan y nos impiden ser personas libres, atendiendo a las necesidades reales de cada aula y poniendo en el centro de la enseñanza a la persona, para no caer en generalizaciones banales. 

Es necesario generar ambientes de aprendizaje favorables a la reflexión, a la solución de problemas y por lo tanto cualquier tema puede ser utilizado para reflexionar sobre la problemática de género y la diversidad afectivo-sexual, haciendo visibles las diferencias y las formas de discriminación que estas implican. Para ello se deben diseñar currículos menos académicos y más centrados en la búsqueda de medios para fomentar la tolerancia, la igualdad y el respeto; de manera transversal en todas las áreas educativas. La escuela debe construir espacios donde se trabaje sobre la sexualidad, las características de los cuerpos, los estereotipos de género, las diversidades afectivo-sexuales, los afectos, los derechos y las responsabilidades personales y sociales.

Esto se puede hacer de múltiples formas, dependiendo de cada una de las áreas desde las que se trabajen y atendiendo a sus especifidades. Desde el trato con nuestros y nuestras alumnas, el lenguaje que utilizamos y el que dejamos que se use en el aula, hasta los materiales de aprendizaje tendrían que estar adaptados a la práctica coeducativa y dotar de referentes positivos en igualdad y diversidad afectivo-sexual al alumnado. 

Lo más importante es la creatividad y la adaptación de cada docente. Se trata de educar en la diferencia y en la diversidad como una ventaja, para crecer con la capacidad de aprender a ser quien cada persona sea sin límites, prejuicios y, sobre todo, con dignidad y felicidad. Porque coeducar es o debe ser, desde mi humilde punto de vista, una manera de educar en la alegría y en la libertad.

Ponencia enMesa redonda “Horitzons i reptes per a un model d’escola coeducativa” en el Curso de Verano Coeducació, afectivitat sexual i identitat de gènere a l'aula. 15 de julio de 2015. Universidad de Alicante y CEFIRE de Alicante.

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